Un Árbol Venenoso
Enojado estaba con mi amigo,
a mi ira se lo dije y mi ira pereció.
Enojado estaba con mi enemigo,
esta vez no se lo dije y mi irá aumentó.
Con temores la ahogué,
noche y día con mis lágrimas.
Con sonrisas y tiernas astucias engañosas,
de sol la bañe.
De noche y de día creció,
hasta que una manzana salió:
mi enemigo la contemplaba brillar,
sabiendo que era mía.
Y en el jardín la robó,
cuando la noche el polo había cubierto:
por la mañana contento estuve al ver
a mi enemigo bajo el árbol yaciendo.
William Blake (1757 – 1827)
Wayne W. Dyer en el libro “La sabiduría de todos los tiempos” cita este poema y dice: “…Un árbol venenoso es básicamente un mensaje para mantener relaciones de amistad a través de la comunicación.
La idea principal del poema es esa: comunicación. <<Enojado estaba con mi amigo, a mi ira se lo dije y mi ira pereció.>> Una forma increíblemente simple de expresar una verdad profunda. Cuando sientes algo y tienes el sentido común o el valor para expresar ese sentimiento a tus seres queridos, la rabia y la furia desaparecen, casi como por arte de magia.
Tiempo atrás tenía la tendencia a permanecer en silencio cuando estaba furioso. Admito que me gustaba regodearme, darle vueltas al asunto una y otra vez en mi mente, donde tenía largos diálogos con la persona con la que estaba enfadado. Siempre que he adoptado esta postura de excluir a mis seres queridos o amigos, la ira a persistido. Sin embargo, cuando al final acaba saliendo y podemos comunicarnos, expresando nuestros auténticos sentimientos, por muy absurdos que le puedan parecer a la otra persona, de forma mágica y casi instantánea la furia desaparece.
<<Enojado estaba con mi enemigo, esta vez no se lo dije y mi irá aumento.>> Ésta fue precisamente la lección que tuve que aprender, y reconozco que todavía tengo que trabajarla a diario…”
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