Un día como cualquiera…


Amanece que no es poco
Un día como cualquiera desperté.
Un día como cualquiera.
De esos que todos tenemos.
Mire hacia atrás y descubrí,
que no estaba en mi camino.
En ése, que nos lleva a nosotros mismos.
En ése, en el que sentimos el corazón.
En ése, dónde sólo nos guía nuestra intuición.
Me vi rodeada de una realidad que no quería,
en una realidad que no servía.
Y decidí parar.
Comencé a saborear el minuto que tenía.
Comencé a sentir dentro mío la vida.
Comencé a amarme y así fue, como aprendí a amar.
Desde ése momento mi vida cambió.
Desde ése momento el amor me invadió.
Los rayos comenzaron a salir desde lo más profundo de mi alma,
e iluminaron todo a mi alrededor.
Así, las plantas marchitas, cobraron vida,
los árboles reverdecieron,
mis animales danzaron y todas, todas las personas a mi alrededor rieron.
Comenzó el camino del renacimiento y la alegría e inundó mi vida y la de mi familia de profunda satisfacción.
Mis antepasados se sanaron de toda posible frustración y comenzó la danza,
la danza del presente.
Dónde amo lo que soy y dónde amo lo que eres.

María Noel (@elpendulodenoel)
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