Para ti que me estas leyendo



Lágrimas caen, como brillante y cristalina cascada.
Desde mis apasionados cristales, por una simple tristeza, que invade alegre y agradecid@ de estar viv@.
Por reconocer un corazón que  se abre, como la rosa, para encontrar en su centro la pureza más simple y a su vez más grandiosa, la misma que siempre añoré.
No siento otra cosa que una eterna paz viviente, eterna paz e incertidumbre por vivir con este magnífico presente.
Saborear cada minuto, aunque muchos de sus segundos sean melancólicos y tristes, confiando en tu presencia que me acompaña cada día y está a mi lado para acariciarme la espalda cuando más lo necesito.
Ahora, mis lágrimas menguan, por la concentración que me piden las palabras.
Las mismas que brotan de mis alargados y enérgicos dedos cuando se embriagan con tus susurros.
¡No estás sol@! me repites ¡No estás sol@! Aunque sientas esa soledad penetrante en cada centímetro de tu piel y de tu alma.
¡No estás sol@! te repito ¡No estás sol@! aunque a veces no me sientas a tu lado.
¡No estás sol@! ¡No estás sol@! Seguiré a tu lado; aunque sigas sin verme en tus momentos de súplicas.
Cuando ya todo parece perdido; aquí estoy, a tu lado.
¡Tengo tantas formas! ¡Tantas formas! Que cuando estás en tu mejor fulgor me ves en todas y cuando caes al suelo, te olvidas que estoy aquí, presente en tus minutos, amándote cada día, cada hora.
Cada espacio en que nos encontramos, ¡está todo bien!, te repito y tú me escuchas, ¡está todo bien!, te repito y te haces el/la sord@.
Comprensión es lo que te enseño, comprensión es lo que te tengo cuando no me quieres ver, por eso, ahora estoy aquí usando tus dedos para decirte cuánto te quiero.
Cuánto te quiero de pie, cuánto te quiero content@, cuánto quiero verte sonreír, cantar  y bailar.
Sacar esa fuerza que te caracteriza, esa fuerza que se alimenta de tu carácter firme y preciso, aunque a veces moleste.
Ese carácter, es el que te di para afrontar cada minuto con entereza, como lo has hecho hasta ahora. No te aflijas, es hermoso. Es, el que te da valor y valentía en cada prueba en la que te enfrentas y es, gracias a él, y a muchas otras cosas buenas que tenés que las salvas con la mejor prestancia; la que te caracteriza, la que te hará volar y volar muy alto y con la que cumplirás todos tus sueños, porque como ya te dije antes, éste es, solo el comienzo de un largo disfrute.
Quedan muy pocas semillas para germinar y muy pronto las verás florecer.
Y allí de mí te acordarás.

Comentarios